¿Qué impulsa a las sociedades a caer en manías financieras y pánicos económicos?




Charles P. Kindleberger fue un economista estadounidense conocido por sus contribuciones al campo de la economía internacional y su enfoque en el estudio de las crisis financieras. Su obra mencionada, "Manías, Pánicos y Cracs", es considerada una obra clásica en el análisis de las crisis financieras a lo largo de la historia.

En su obra, Kindleberger busca identificar un patrón de conducta que sea común a todas las crisis financieras, y lo descubre en factores más relacionados con lo humano que con lo económico. La economía no consiste únicamente en modelos perfectos sobre el comportamiento de los mercados; detrás de todo eso subyace un componente humano, una pura racionalidad. Esto es lo que el autor logra explicar en 'Manías, Pánicos y Cracs'.

Antes de cada crisis, surge una burbuja, generada por la expansión del crédito y la especulación de activos. Pero, ¿por qué se producen estos dos últimos elementos? Se trata de algo inherentemente humano, como la irracionalidad individual, que conduce a la irracionalidad en el conjunto de individuos. En períodos de bonanza económica, los bancos y prestamistas asumen menos riesgos al otorgar créditos, ya que hay suficiente dinero disponible, lo que conduce a la concesión excesiva de préstamos. Cuando los prestatarios se encuentran con un préstamo concedido y la posibilidad de obtener otro sin problemas, comienza la creación de una burbuja.

La compra y venta de activos se vuelve común, y la plusvalía a obtener aumenta constantemente; todos desean adquirir ese activo para obtener beneficios con su eventual venta. Esto se conoce como 'La teoría del más tonto', ya que siempre habrá alguien dispuesto a pagar un precio más alto e ilógico por el activo especulado. No obstante, la manía no puede expandirse indefinidamente; llega un momento en que los precios no pueden subir más, generalmente desencadenado por eventos como cambios en la política gubernamental o fallos empresariales. En ese punto, los precios comienzan a descender, la burbuja estalla y los inversionistas que financiaron sus compras con préstamos se convierten en vendedores en dificultades, ya que los pagos de intereses son mayores que las ganancias de inversión, encontrándose ahogados por la incapacidad de devolver los préstamos y la reducción de los precios de los activos por debajo del precio de compra. La prisa por vender activos provoca un ataque de pánico entre los inversionistas, y el colapso se vuelve inevitable.

`Sátira de la Tulipomanía´ Jan Brueghel.


Este ciclo mencionado se vincula al modelo de Hyman Minsky, que explica el proceso detrás de las cuatro oleadas de crisis financieras de los últimos 40 años, desde la primera en 1980 que afectó a México, Brasil y Argentina hasta la crisis inmobiliaria de EEUU, España, Gran Bretaña e Islandia en 2007. El patrón sugiere que durante un auge, la expansión del crédito lleva a la especulación de forma descontrolada. Así, la euforia especulativa conduce a la sobre negociación, generando crisis cuando los inversores tratan de deshacerse de activos. Esto nos lleva a la intervención del prestamista de último recurso, que ofrece préstamos a instituciones financieras y estabiliza el mercado. Cuando hay pánico y falta de confianza entre los inversores, el prestamista de último recurso actúa como respaldo, asegurando que haya suficiente liquidez para evitar un colapso financiero.


El problema surge cuando la burbuja estalla, en el momento en que un factor interno o externo a dicha burbuja afecta al mercado en su totalidad. Se propagan rumores de que el activo especulado perderá su valor, y entonces se desata el pánico. Todos quieren vender, pero nadie quiere comprar. Los precios caen drásticamente, las personas que habían invertido su fortuna en activos se arruinan de la noche a la mañana, y los bancos prestamistas cierran debido a impagos de los créditos otorgados. La economía se sumerge en una crisis. 









Comentarios